Esos tres días me sirvieron para analizar un montón de cosas, pensar y meditar bastante. Reencontrarme conmigo mismo fue necesario para encarar la ruta nuevamente. Aproveché para escribir mucho y leer otro tanto. Solo dejaba de lado mi introspección para compartir buenas charlas con la gente del campo. Hombres muy buena onda como "El Chino" Gomez, "El Pollo" Ollaro, "El Tuli", Victoriano Gamarra y Leandro Lamas. Había mas gente en el campo pero no llegué a compartir demasiado aunque todos me trataron espectacularmente bien.
Eran las 6 de la mañana del sábado cuando sonó el despertador y eso indicaba que la jornada de trabajo se estaba iniciando. La lluvia saludaba con sus gotas contra la ventana pero eso no impedía que nos levantemos y vayamos hasta el galpón de esquila. Unos mates bien calientes y amargos fueron el desayuno y en plena oscuridad iniciamos la caminata para hacer los 500 metros que nos separaban de dicho galpón. Entre Leandro y "El Pollo" me enseñaron de esquila, inseminación artificial, de ovinos y un montón de cosas que de alguna manera sabía porque mi abuelo trabajaba en el campo, pero no recordaba correctamente. Aún así después de todo lo que vi, me dieron ganas de volver a ser vegetariano...
Hablar y sentir el campo, me retrotrajo a los momentos compartidos en mi niñez con mi abuelo Damian, el campo, los olores a lana mojada y a cuero, la infinidad de gatos y un médano en el cual me encantaba jugar pese a las rosetas que siempre me dejaban lloriqueando.
Volviendo a la actualidad, podría contar detalladamente cada cosa que vi y aprendí pero seguramente resultaría aburrido, lo que sí quiero comentar es que no descubro nada cuando digo que la vida del peón de campo es muy sacrificada y poca gente es capaz de desempeñarse en lugares tan inhóspitos como la patagonia...
El fin de semana allí sin duda me hizo muy bien porque no solo que aprendí mucho sino que también me permitió conectarme con el sol y la tierra, caminar por la noche ante un cielo totalmente estrellado y agradecer por estar llevando la vida que quiero por más que a veces sea mas o menos dura. Yo elijo esto y estoy feliz de tener el valor de llevar la vida que llevo. También estoy muy agradecido a la gente que voy conociendo en el camino. Resulta muy gratificante cuando personas que no conozco abren sus corazones y hablan cuestiones importantes de sus vidas con un total desconocido como yo.
Con el que mas tiempo pude compartir fue con Leandro, un hombre que tiene mas historias que el Bambino Veira y que a sus 59 años vivió muchas cosas. Hablamos muchísimo y me contó anécdotas como cuando conoció a Goyeneche y a Hugo del Carril...
El lunes bien tempranito ya estaba tratando de sacarle la escarcha a la kombi para trasladarme hasta la escuela e inciar el taller. A esa institución concurren 12 alumnos de los alrededores y se respira un aire de paz y buena vibra. Mi primer escuela rural y una gran experiencia!!!
MUCHAS GRACIAS A LA DIRECTORA CLAUDIA, A LA GENTE QUE TRABAJA EN LA ESCUELA Y A LAS ALUMNAS Y ALUMNOS QUE CONCURREN A LA MISMA Y QUE CON TANTO SACRIFICIO LOGRAN TRABAJAR ALLÍ...
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