El jueves a la noche, cuando ya el frio apremiaba, nosotros lo combatíamos con mates y buena vibra en un grupo de "amigos del camino" formado por Carlos (el Formoseño), Mari y Mauro (la pareja de viajeros) y yo. De repente, veo acercarse a dos personas, una mujer y un hombre. No sé por qué miré con atención y según Mari puse una cara muy rara, el resto de la gente desapareció y solamente fui caminando hacia una de esas personas para darnos un abrazo de esos sentidos, de esos que solo se les da a los hermanos del alma.
¡ERA EL GALLE, SERGIO! Un amigo, un hermano que conocí hace unos años por hospedarlo en el departamento en el cual vivía en Bahía Blanca. Nos hicimos amigos enseguida y hoy por hoy lo quiero con toda mi alma. La cuestión es que jamás podría pensar que iba a estar ahí. Tenía una felicidad enorme de encontrarme con el y sobre todo en este momento del viaje. Charlamos un buen rato y me contó que estaba ahí por un proyecto que estaban desarrollando en la Patagonia con el pelo del guanaco. Que había un encuentro de artesanas textiles y estaban en esa reunión diversos profesionales relacionados entre otras cosas, a la economía social. Me invitó a participar y accedí con todo gusto. En vez de irme de San Julian el viernes, lo haría el lunes. No me importaba quedarme unos días mas debido a que este tipo de reuniones me interesan mucho y son muy enriquecedoras para mi desarrollo profesional.
El viernes ya estaba entre todo el equipo de trabajo y si bien algunos no tenían "ni idea" de quién era, nadie me hecho jajaj. Por primera vez en el viaje, comí en un hotel (lo del chiste de "mas hambre que el Chavo" y esas cosas las dejo para otro momento). Se trabajó de una manera muy interesante y me llevo una linda experiencia vivida todo el fin de semana. También hubo tiempo para un buen paseo hasta el Cabo Curioso con mi amigo Sergio con quien disfrutamos excelentes charlas como siempre. Tuve la oportunidad de aprender algunas cuestiones sobre biología marina y sobre la vida misma. Me doy cuenta de la gran metamorfosis que voy teniendo en tan solo 37 días, mi ser va mutando de forma en forma en un ritmo un tanto vertiginoso pero a su vez armónico. Me encuentro lleno de felicidad y si bien hay cuestiones que me afectan o me molestan, me siento excelente. Hago lo que deseo hacer y lo vivo con una intensidad llena de amor y vida.
El domingo ya había terminado todo y solo me quedaba esperar al lunes para ir a las escuelas a retirar un papel que certifique el taller llevado a cabo. Estaba en la costanera vendiendo cuando dos señoras (lamentablemente no recuerdo sus nombres) me acercaron unas riquísimas facturas para comer con el mate y nos quedamos charlando un ratito, la tarde se venía haciendo larga sin nada en el estómago, así que agradecidísimo a las señoras. También tuve posibilidad de conocer a Aissam Eloussoul, un Marroquí que se vino a la Argentina siguiendo a su amada y hoy tiene un hermoso restaurante de comida Marroquí. Me invitó a cenar y por supuesto que acepté. Pude aprender sobre su cultura y conversamos hasta cerca de las dos de la mañana. Es lindo conocer gente buena todo el tiempo y sobre todo escuchar acerca de sus historias de vida. Antes viajaba de mochilero y conocía gente sobre todo haciendo dedo (autostop), ahora lo hago porque la gente misma se acerca a la kombi. Que lindo tener la posibilidad de disfrutar de esas grandes cosas que muchas veces pasan desapercibidas!!!
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