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martes, 10 de septiembre de 2013

Esos amigos de lo ajeno

Me decidí a escribir luego de varios días. Ha pasado mucha agua bajo el río y considero que es un buen momento para sentarme a dibujar letras. 
Son muchas las cosas que deseo contar así que allí voy.
Empiezo por el final que no es final, sino principio.
El sábado a la noche intentaron entrar a robar en el departamento que habito. No se si por fue por azar o porque creían que tengo dinero para hacer este viaje. 
Para los interesados o curiosos, les cuento que si creen que tengo dinero, están bastante equivocados. El viaje, como todo en la vida, lo hago a pulmón. Voy a ir ejerciendo mi profesión y vendiendo artesanías (si es que se pueden llamar así por lo precarias que son por el momento).
Por lo cual, no tiene mucho sentido que entren a robar, porque sinceramente se van a enojar por la decepción. De hecho, les voy a contar por si aún no me creen. No tengo televisor, ni equipo de música, ni ipod, ni nada robable, ya que no me interesa tener esas cosas.
Por supuesto que ya puse a salvo las dos plantas con las que vivía y mis libros, no por temor a que los roben sino porque tal vez los estropean cuando se enojen. 
Luego de estar bastante molesto por lo que sucedió, recordé que hay que mirarle el lado positivo a todo, al menos intentarlo. Pensando y pensando, comprendí que me vino bien este "intento" de robo, porque pude apreciar ciertos aspectos. Entre ellos, el no tener esas "cosas caras" que nos atan y quedamos presos de su cuidado, pagando durante mucho tiempo o con el temor abrumador a ser robados. Otro de los aspectos positivos, fue recordar lo que amo los libros y las plantas. El extrañarlos, me da la opción de valorarlos aún mas. 

A modo de tomarlo con una sonrisa, preparé el siguiente cartel para poner en mi puerta.

Sr. Ladrón: No espere encontrar mucho porque la verdad, no hay nada "robable". Yo le avisé, luego no se enoje.
Si aun así decide entrar, mientras intenta romper la puerta le cuento un chiste para que no se aburra.
Entra un playmovil a un bar y dice:
-Cantinero deme una copa
-¿Qué bebida quiere?
-Da igual, si total la voy a tirar por la espalda.
Bueno, ahora que estamos distendidos. ¿Me puede ayudar a pagar las expensas por favor? Deje el dinero sobre la mesa.

¡Gracias!

Bueno, me despido con un sabor muy dulce, sabiendo que vamos por más y que si hacemos bien las cosas, nada malo nos puede pasar. 
Agradezco muchísimo a todas las personas que me escribieron ni bien se enteraron y todo el apoyo y buena onda que recibí.
¡Salud y a brillar!

Leopo.

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